Mediterránea

mediteRRÁneA

mediterránea-cerveza

Color cobrizo cristalino y notas tostadas. Delicado amargor y carácter refrescante.

Red Ale lagerizada siguiendo la tradición de fermentación lenta y fría de las Altbier y Kölsch. Próxima a las Märzen y Vienna Lager.

Viena, Caravienna, Amber, Munich, cebada tostada
Saaz, Nugget
15 IBU | 30 EBC
6-8º C
Arroz a banda, queso de Mahón, jamón Ibérico…..

Sus maltas tostadas recuerdan al pan horneado, la corteza tostada o la nuez; y su aspecto cristalino evoca el arrebol del atardecer en el mar. Su delicado amargor y su carácter refrescante culminan esta interpretación de la vida en el Mediterráneo: alma de sus pueblos marineros y llanto eterno.

Ingredientes: agua, malta de cebada (gluten), cebada tostada, lúpulo y levadura. Puede contener sedimentos propios de la fermentación natural.

Almacénese de pie, en frío (0-18º C) y protéjase de la luz.

GASTRONOMíA

Mediterránea es una cerveza polivalente que puede acompañar momentos y elaboraciones culinarias muy diferentes: desde aperitivos de embutidos curados y fritos hasta platos principales contundentes

Destacada es la combinación con un buen jamón Ibérico, sin despreciar otras chacinas como el lomo, la cecina y el chorizo; aportando siempre un relajado toque caramelizado gracias a sus maltas tostadas. Mediterránea crea una sensación líquida de pan en boca, perfecta para estos alimentos que tanto acostumbramos a tomar en compañía de tostas o picos artesanos.

También aperitivos salados en forma de snacks como totopos de maíz tostado, o frutos secos crudos y tostados describen una sugerente propuesta gracias al perfil refrescante de esta ale lagerizada.  

No puede obviarse el acompañamiento con quesos muy variados, sobre todo con aquellos en los que más destacan las notas lácticas. La acidez del queso se ve compensada por el ligero dulzor de Mediterránea creando un bouquet muy agradable y prolongando el sabor del conjunto. Como ejemplo, puede referenciarse el mediterráneo queso de Mahón

Respecto a ciertos estandartes de la gastronomía mediterránea, la combinación con verduras y legumbres puede ser un excelente y sabroso recurso en diferentes formas. Por ejemplo, un humus con un ligero toque de aceituna negra; o una hamburguesa o fricadelle a base de verduras pochadas y legumbres trituradas o sus derivados (garbanzo, lenteja, soja, tofu…). También sorprende gratamente su combinación con algunas frutas como las uvas

En cuanto a elaboraciones culinarias, resulta especialmente interesante el maridaje que se genera con sabores marinos, conjugando sensaciones frescas y ligeras; así como en arroces o paellas de todo tipo. En este último apartado, destaca, por ejemplo, el arroz a banda en el que dichas sensaciones salen a relucir a través de la combinación con el cuerpo ligero y suave de Mediterránea.

INTERPRETACIÓN

Yo, que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno.
Que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno…

A fuerza de desventura,
tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos
se acostubraron mis ojos
como el recodo al camino.
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero.

Qué le voy a hacer, si yo
nací en el Mediterráneo.

Mediterránea se identifica con la vida y la historia de los pueblos de la costa mediterránea: una historia y una identidad marcada por la presencia del mar y la comunicación entre sus culturas.

Sus tonos cobrizos y su aspecto cristalino evocan el arrebol del atardecer. Su color deriva de los azúcares cristalizados de las maltas de cebada tras el proceso de malteado, así como de la cebada tostada, que se disuelven en el mosto durante la maceración. Con 30 EBC y un aspecto claro gracias a la sedimentación en frío, esta Red Ale lagerizada se inspira en la luz mediterránea que Gaudí definió como perfecta:

La luz que alcanza la máxima armonía es la inclinada a 45º, la cual no incide sobre los cuerpos ni perpendicularmente ni horizontalmente; esta luz, que es la luz media, da la más perfecta visión de los cuerpos y la más matizada valoración. Esta luz es la mediterránea.

Su cuerpo ligero es uno de las señas de identidad de esta cerveza refrescante en la que los sabores procedentes de las maltas de cebada tostadas y las levaduras recuerdan al pan horneado, la corteza tostada o la nuez; y rinden homenaje al cereal del pan y la pasta.

Su delicado amargor es una reminiscencia del verso de la canción de Serrat homónima: “en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno”; y rememora el mar en boca a la vez que redondea el carácter refrescante de la cerveza. Sobre el mar recae una larga y profunda tradición simbólica, muchas veces vinculada la muerte: el mar es el final donde el curso de los ríos de la vida desembocan (como en las conocidas Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique). Ese “llanto eterno” asimilado al mar cobra un nuevo sentido a la luz de la trágica historia de vida y muerte del Mediterráneo a lo largo de los siglos, que continúa siendo una triste y cruda realidad.

Mediterránea es una cerveza ideal para los momentos ligeros, para la conversación espontánea que descansa en el alma marinera y singular de los pueblos mediterráneos y su historia de cultura, apertura, intercambio… que reúne y ha reunido a sus civilizaciones costeras: desde Mesopotamia, Egipto, Persia o Fenicia. Pero también una cerveza para la celebración de la memoria más honda: aquella que nos lleva a comprender la fragilidad de la felicidad y de la vida, y nos conduce a vivirla, justificarla y conjurarla.

ELABORACIÓN

Su singular fermentación: Ale lagerizada

Su singular fermentación convierte esta cerveza en una excepción dentro de la tradicional separación de las familias de estilos de cerveza en Ale y Lager, que se diferencian por el modo de fermentación y las cepas de levadura. Las cervezas Ale o de alta fermentación se caracterizan porque el proceso de fermentación ocurre en la parte superior del tanque o boíl, e implica cepas de levadura que trabajan, generalmente, a temperaturas más altas y con una acción metabólica superior. Por el contrario, las Lager o cervezas de baja fermentación se asocian a un proceso de fermentación más largo y lento, en el que la levadura actúa fundamentalmente en el fondo del tanque o boil a temperaturas más frías. Entender la forma de fermentación de Mediterránea es, en última instancia, comprender la esencia de esta gran diferenciación y clasificación.

Las denominadas Lager son, fundamentalmente, cervezas cuya fermentación, maduración y “almacenaje” transcurría en entornos fríos. A estas temperaturas, solo permanecían activas determinadas cepas de levaduras que trabajaban con un metabolismo más lento. El resultado eran cervezas con sabores más “neutrales” o menos pronunciados y, generalmente, más cristalinas gracias a un proceso más acentuado y prolongado de sedimentación.

Frente a las leyes y tendencias que se impusieron en el sur de Alemania, un territorio dominado por las cervezas Lager, el norte de Alemania permaneció fiel a la vieja tradición de fermentación Ale o alta fermentación. Ciertas cepas tradicionalmente Ale o de alta fermentación, especialmente durante el invierno, fermentaban lentamente en rangos bajos de temperatura con un metabolismo desacelerado. El resultado es un término medio entre lo que conocemos como Ale y Lager: una Ale lagerizada o “almacenada” en frío durante su proceso de fermentación. La Altbier en Düsseldorf y la Kölsch en Colonia son estilos que representan esta tradición y esta forma de entender la cerveza.

Mediterránea se inspira y adopta esta forma de fermentación Ale lagerizada, lenta y fría, para crear una cerveza Ale refrescante, con notas suaves, muy estable y una apariencia clara.

Con un perfil inclinado hacia la percepción de las maltas de cebada, se trata de una cerveza ligera con 4,7% vol. y una densidad final baja que deja de fondo un suave dulzor resultante de sus maltas tostadas. Su combinación de maltas base Vienna y Munich le confieren un carácter especial que se inspira lejanamente en las Altbier (generalmente más robustas en por la utilización de mayores porcentajes de malta Munich). La mezcla de maltas base se completa con malta Amber, muy aromática y responsable de un reconocible gusto maltoso; y Caravienne, que contribuye al aroma de la malta, a los sabores que recuerdan lejanamente a notas acarameladas y a la retención de espuma. Por último, la cebada tostada sirve esencialmente para conferir su color sin pronunciar en exceso las notas anteriores.

El color cobrizo de Mediterránea, con 30 EBC y una apariencia próxima a la de una cerveza cristalina, presenta sabores que recuerdan al pan horneado, la corteza tostada o la nuez; marcados por un fondo refrescante que limpia sus percepciones gustativas.

El delicado amargor procede de sus lúpulos: Saaz y Nugget. El Nugget es una variedad de elevados alfa-ácidos, con una incipiente tradición de cultivo en España desde 1993 y un sabor reconocible por su uso durante décadas en las cervezas de la Península Ibérica. Empleado sobre todo para conferir el amargor y el sabor, posee un aroma herbal con ligeras notas de madera. El Saaz, es un lúpulo “noble” de gran tradición con suaves notas florales, terrosas y especiadas. Confiere sabor a Mediterránea y es el lúpulo responsable del ligero aroma que sirve de fondo al aroma de las maltas.

Su embotellado y embarrillado se realiza con equipos isobáricos con el fin de evitar la presencia de oxígeno disuelto y sus oxidaciones. Su carbonatación, de 2,5 vol. CO2, resulta un término medio dentro de los estilos que sirven de referencia a esta cerveza. Las Altbier suelen situarse entre los 2,2 y los 2,8; las Kölsch, de 2,4-2,7; las Märzen, de 2,3-2,5; y las Vienna Lager, de 2,0-2,5.

ESTILO

Hasta la invención de los sistemas refrigeración en la década de 1870, solo el tiempo, la tradición y la experiencia brindaban al maestro cervecero conocimientos sobre las temperaturas de fermentación. Esto daba lugar a que a los pies de los Alpes durante los inviernos bávaros, las cervezas resultantes tuvieran características próximas a las denominadas lager; mientras que en verano se obtuvieran cervezas cercanas a las ale. Estas ale a menudo eran fermentadas por levaduras salvajes y frecuentemente, sufrían contaminaciones.

Ignorando las causas del descenso de calidad de las cervezas durante el verano, en 1553 Baviera se restringió la temporada de fermentación entre el día de St. Michael (29 de septiembre) y el día de St. George (23 de abril). El resto del tiempo, los empleados en la elaboración de cerveza debían buscar trabajos alternativos. Estas decisiones favorecieron y llevaron a la producción de las lagers.

Sin embargo, en el norte de Alemania, donde los veranos eran más fríos y los edictos de Baviera no tenían validez, las ale continuaron. Con el tiempo se originó una división entre la nueva cultura de las lager en el sur de país frente a la vieja (alt) cultura de las ale en el norte.

Para, Horst Dornbusch, nacido y criado en Düsseldorf, esta ciudad es la guardiana de la antigua tradición de las German Ale. La Altbier (‘cerveza antigua’) es la cerveza por excelencia de Düsseldorf. Su corazón reside en el Altstadt, el casco antiguo de la ciudad donde se pueden encontrar las “Brahaus“, concepto similar al de “brewpub” aunque muchas de ellas comercializan su cerveza más allá de sus muros y cuentan con siglos de historia. Paralelamente, en la ciudad de Colonia (Köln), se desarrollaron las Kölsch. Estos dos estilos ligados a la historia de dos grandes ciudades a la orilla del Rin, son los herederos de ancestral cultura Ale en Alemania.

Sin duda, otros estilos europeos de cerveza son fundamentales para entender algunas de las tradiciones en las que se inspira Mediterránea. Por ejemplo, las Märzen, cuya historia se remonta al reinado de Alberto V de Baviera y que constituyen (generalizando sobre toda una tradición) una versión más fuerte de una lager ámbar con predominio de las maltas. Las Vienna Lager, estilo desarrollado por Anton Dreher en Viena a mediados y finales de del siglo XIX, de cierta intensidad con una maltosidad suave, moderado amargor y un final relativamente seco. O las Doppelbock (hasta llegar a las Helles Bock), especialidad Bávara elaborada primero en Munich por los monjes de san Francisco de Paula con una versión más pálida y otra más oscura. Históricamente, eran cervezas menos atenuadas con mayor nivel de dulzor y menor graduación alcohólica que destacaban por su maltosidad.